Es una constelación de eventos del organismo que se desencadenan ante un aumento de las demandas, externas o internas, que generan un desequilibrio en la biología de nuestro cuerpo. Para protegernos, la naturaleza activa mecanismos fisiológicos que, en un primer momento, adaptan el cuerpo y la mente a esta situación, impidiendo el daño.
Sí estos estímulos persisten en el tiempo se transforman en un “estresor” que activa y desgasta los sistemas biológicos de regulación y sus estructuras, degradándolos poco a poco. Con el paso del tiempo, esto genera la aparición de enfermedades en el plano mental como ansiedad, insomnio, anorexia y depresión; y en el plano físico como gastritis, acidez, colon irritable, psoriasis, esclerodermia y fibromialgia, entre otras.
La respuesta biológica depende de factores individuales en el plano mental -tipo de personalidad, sistema de creencias, sistema de valores-, y en el plano físico -hábitos saludables de ejercitación, dieta personalizada y estimulación intelectual-.